A poco más de un mes de cumplir los 81 años, el neurocirujano recuerda una carrera plena en desafíos y satisfacciones, con la microcirugía de columna –cervical y lumbar– como uno de sus grandes aportes a la disciplina.
Oriundo de Quirihue, el Dr. Selim Concha siguió la tradición familiar y se inclinó por la medicina, carrera que inició en Concepción y terminó en la Universidad de Chile. Todavía en la ciudad sureña fue donde, a través de la influencia y experiencia de su primo –que fue el primer neurocirujano de la zona–, eligió su especialización y la estudió en el Hospital Clínico José Joaquín Aguirre bajo la tutela del Dr. Eduardo Fuentes.
“Había una influencia familiar bastante fuerte y también me gustaba la biología, pero tuve mis dudas con arquitectura, una cosa más artística”, dice el Dr. Concha, quien finalmente eligió la medicina y la neurocirugía, pero no dejó de lado el arte: “Un poco lo desenvolví como neurocirujano, porque me gustaba que la parte quirúrgica no sólo fuera efectiva, sino también bonita. Tratar de hacer la cirugía como una cosa manual, artística, en que la parte de acción quirúrgica es importante, además de los conocimientos y todo lo demás”.
Décadas de profesionalismo
Al terminar su beca, los dos años en provincia los trabajó en Valdivia, donde inició la especialidad y se convirtió en el primer neurocirujano de la ciudad. Pero su peregrinaje no terminó ahí: dedicó un año de su vida en España y dos en Estados Unidos por una residencia, pasando más tarde por Suiza para un curso de microcirugía con un pionero de la temática, el Dr. Gazi Yaşargil.
Los años de especialización dieron sus frutos y por mucho tiempo mantuvo una rutina laboral efectiva y ajetreada: sus mañanas las dedicaba al Hospital Clínico de la Universidad de Chile, luego cumplía cuatro horas en el Hospital Clínico de la FACH –donde llevó el rango de oficial desde 1971, hasta su retiro 20 años más tarde– y después seguía en la Clínica Las Condes o Clínica Alemana hasta las ocho, nueve de la noche. “Esta rutina la mantuve por varios años. La verdad que fue bastante intensa, era sorprendente. En una oportunidad llegué a operar a cinco enfermos neuroquirúrgicos en un día. Ese fue mi ‘récord’ de un día trabajado, muy trabajado”, recuerda el neurocirujano.
Pionero en la microneurocirugía
También fue profesor asociado de la Universidad de Chile hasta 1993, donde pudo trasmitir a las nuevas generaciones su conocimiento y experiencia en relación a sus intereses, la microcirugía y otras prácticas. El especialista enumera una larga lista de procedimientos en los que aportó en su comienzo y desarrollo: microdisectomía, cirugía de hipófisis y microcirugía de columna, entre otros. “Yo diría que fui uno de los que inició la microneurocirugía en Chile. Junto con el Dr. Basauri, el Dr. Méndez y algunos otros, empezamos a hacer lo que se llama microcirugía”, sostiene.
Pero cuando habla de satisfacción en su carrera, lo primero que se le viene a la mente es la microcirugía de columna, tanto a nivel cervical como lumbar, la cual trabajó después de 1973 con una serie de más de mil pacientes de hernias discales. Y aunque considera absolutamente satisfactoria su carrera profesional –incluso está planeando lanzar un libro de memorias, donde contará su historia familiar y neuroquirúrgica–, sí recuerda mucho sacrificio familiar.
Desde lejos también rememora los cambios tecnológicos que vivió en su carrera, que le permiten identificar un antes y un después en la disciplina. Es justamente esta visión, un recuento de experiencias basadas en el esfuerzo y adaptación, que le permiten aconsejar a las nuevas generaciones. “La gente joven en este momento está saliendo demasiado rápido al ejercicio privado y a desarrollar las especialidades […] No se apuren porque toda técnica requiere un volumen, experiencia, estar muy metido”, afirma el Dr. Concha y pone énfasis en que el deseo por entrar a la competencia no debe superar el perfeccionamiento en pos del beneficio de los pacientes.
El nombrado maestro de neurocirugía por la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía (2008); y galardonado con la Medalla “Prof. Dr. Héctor Valladares Arriagada” por la Sociedad de Neurocirugía de Chile (2001), ahora piensa en su descanso y tiempo de ocio. “Encuentro que me va a faltar el tiempo para leer lo que tengo que leer, lo que dejé después de dedicarme tanto a la neurocirugía. Tengo que terminar lo que dejé de pintar, la escultura en madera”, asegura el Dr. Selim Concha y asegura que en cuanto a su carrera ya está todo hecho, siendo los reconocimientos un añadido en su satisfacción: “Me siento totalmente lleno, con agrado y buenos recuerdos”.