La Neurocirugía es una ocupación compleja, que requiere no solo de los conocimientos disciplinares de la medicina sino también de habilidades manuales, intelectuales, emocionales, trabajo en equipo, capacidad de autoaprendizaje permanente y resistencia física, entre otras. Tanto en Chile como en el mundo, es una actividad que ha estado ejercida fundamentalmente por hombres, sin embargo, cada vez son más las mujeres que comienzan a visibilizarse en la especialidad.

En la Sociedad de Neurocirugía de Chile, de 134 miembros, solo 3 neurocirujanas se han asociado, estas son las doctoras Gilda Parra, Jacqueline Lacrampette y Emilia Zambrano. Como socias meritantes figuran las doctoras Gabriela Chica y Sophie Scheel. A pesar de esta notable desproporción de género, todo indica que la participación de mujeres en la neurocirugía ha comenzado a aumentar, conforme a los cambios que se han producido en materia de equidad de género a nivel local y global y al mayor interés de las estudiantes de Medicina por la especialidad. En esta entrevista, conversamos con la Dra. Sophie Scheel, quien actualmente se desempeña como neurocirujana del servicio de Neurocirugía del Hospital Barros Luco Trudeau.

Nacida en diciembre de 1991 en la Región del Biobío, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción el año 2010. Durante el internado hizo turnos voluntarios de Neurocirugía con el Dr. Juan Pablo Cabrera. En 2017 ingresó a la beca por concurso CONISS en el Instituto de Neurocirugía Dr. Asenjo de la Universidad de Chile, hasta marzo de 2020. Durante la beca tuvo la posibilidad de hacer el electivo en mapeo cerebral y craneotomía vigil en Montpellier, Francia, con el Dr. Hugues Duffau.

¿Cómo ha sido el desarrollo de tu carrera?

Si bien mi camino en la Neurocirugía recién se ha iniciado, pienso que he tenido grandes oportunidades durante este año para desarrollarme. Durante la residencia y posterior electivo en Montpellier me interesé por la neurooncología y con el equipo de cráneo del hospital hemos podido realizar numerosas cirugías vigiles y otras oncológicas con buenos resultados. A pesar del acontecer nacional producto de la pandemia, el servicio de Neurocirugía del Hospital Barros Luco logró continuar operando las cirugías prioritarias,  lo que concentró cirugías complejas.  Además de esto, la crisis sanitaria me ha permitido conectar con mi vocación como neurocirujana y generar lazos de trabajo en equipo, aumentando los aprendizajes adquiridos en el curso de mi carrera.

¿Qué logros has tenido en los últimos años?

Dado que mi enfoque está en la neurooncología, el electivo en Montpellier me permitió adquirir herramientas para el manejo de los pacientes neurooncológicos. Con el cambio del perfil demográfico de las enfermedades considero que es un área que debe continuar siendo desarrollada. Además, la prioridad de estos pacientes ha permitido que durante la pandemia hayan continuado su tratamiento convirtiéndose en mi prioridad con el seguimiento inicial, resolución quirúrgica, acompañamiento posterior y participación en el comité neurooncológico.

Junto a los doctores Manuel González y Cristóbal Vergara durante la residencia en el INCA.

¿Qué manejo terapéutico has desarrollado?

Si bien aún no podría hablar de “perfeccionamiento” como tal, creo que he logrado desarrollar el manejo integral del paciente neurooncológico, esto es: la evaluación inicial, resolución quirúrgica, comité neurooncológico y seguimiento posterior, a lo que sumo la craneotomía vigil con mapeo cerebral para resección de tumores intraaxiales, especialmente en áreas elocuentes. Creo que la neurocirugía es una especialidad de constante aprendizaje y desafío. En este sentido, la apertura de estar constantemente perfeccionando distintas técnicas es lo que permite ser un profesional íntegro.

¿Quiénes han sido tus maestros o maestras y cómo ha sido tu proceso de aprendizaje?

Creo que todo aquel que me enseñó desinteresada y solidariamente en este camino vertiginoso del aprendizaje de la medicina y posteriormente de la neurocirugía pueden recibir el apelativo de “maestros”. Es imposible no recordar a todos los que han estado en este corto camino para llegar a ser la especialista que soy hoy en día. Quien me mostró la Neurocirugía como especialidad y me motivó en ello, con turnos electivos, fue el Dr. Juan Pablo Cabrera. Quien me mostró con acción y consecuencia que el primer objetivo a desarrollar es el bienestar de los pacientes, fue el Dr. Jorge Mura.  De ser perfeccionista y no dejar detalles al azar, el Dr. Rómulo Melo. Me inicié en neurooncología con el Dr. Hernán Acevedo.  Ya en la consolidación y apoyo de colegas en el servicio de Neurocirugía del Hospital Barros Luco, el Dr. Jaime Oyarzo, como jefe de servicio, nos ha guiado en la toma de decisiones. El Dr. Aladino Rojas ha sido un apoyo fundamental en pabellón, de quien sigo aprendiendo día a día.

Fila superior: Dr. Roberto Vega, Dra. Andra Simian, Dra. Sophie Scheel, Dr. Rómulo Melo, Dra. Gabriela Chica, Dr. Joaquín Vallejos. Fila inferior: Dr. Edgard Fritz, Dr. Claudio Parada, Dra. Francisca Aravena, Dr. Ramón salinas, Dra. Alejandra Morales y Dr. Andrés Rojas.

¿Qué crees que caracteriza al médico neurocirujano mujer y chilena?

Somos mujeres fuertes e  independientes con ganas de explorar un mundo esquivo hasta hace algunos años. Somos perfeccionistas y apasionadas por nuestro trabajo. Preocupadas por el bienestar de nuestros pacientes. Si bien los sesgos profesionales están presentes siempre en el día a día, es un desafío que resulta enriquecedor en términos de que el profesionalismo va más allá del género y de la nacionalidad.

¿Qué opinión tiene del desarrollo nacional de la Neurocirugía?

Hace varios años que la neurocirugía a nivel mundial se ha volcado a la división en subespecialidades, lo que ha permitido el perfeccionamiento de la técnica y el incremento de conocimiento específico. En Chile no nos hemos quedado atrás, logrando un desarrollo avanzado especialmente en neurocirugía vascular y de base de cráneo. Sin embargo, estamos al debe con algunas subespecialidades como neurocirugía funcional y manejo del dolor, que recientemente algunos colegas han ido incorporando en su práctica. La neurocirugía nacional maneja estándares de calidad equiparables a los del primer mundo.

Dra. Sophie Scheel, Dr. Joaquín Vallejos y Dra. Gabriela Chica, en examen final de residencia INCA

¿Cómo ha sido su experiencia con la especialidad en tiempos de pandemia?

La pandemia ha determinado mi primer año como especialista. Pese a todas las dificultades, con el equipo de neurocirugía del Hospital Barros Luco hemos podido seguir operando pacientes prioritarios y urgentes. Desde el punto de vista personal ha sido frustrante perder la oportunidad de asistir a cursos, congresos, estadías de capacitación u observación.

¿Qué cambios sugieres para incorporar más mujeres a la especialidad?

En el transcurso de mi carrera he logrado distinguir que existen sesgos inconscientes referentes a varios ámbitos. Creo que el género es uno más de ellos. Considero que como profesionales de la salud debemos estar constantemente evaluando distintos sesgos que puedan afectar a la toma de decisiones. Ya en el pregrado esta es una especialidad desconocida y no comprendida como primordial. En todas las especialidades quirúrgicas hay una tendencia a que sean más demandadas por hombres, sin embargo, la participación de mujeres en ellas va en un orden creciente. Es fundamental eliminar sesgos y prejuicios, la neurocirugía es una especialidad en la que como mujeres podemos trabajar íntegramente, entregando atención de calidad.

Dra. Sophie Scheel (izquierda) y Dra. Erica Pasquale (residente italiana de neurocirugía), en Montpellier, Francia

¿Cómo ves el futuro de la Neurocirugía nacional e internacional?

La pandemia ha generado un cambio en los patrones del cómo hacer educación médica. Es así como hemos accedido a webinars de alta categoría, estando en los escritorios de nuestras casas. Esto sin duda ha mostrado la oportunidad de crear, compartir y recibir conocimiento que puede facilitar y equiparar la formación y capacitación de neurocirujanos. La incorporación de tecnología de última línea para el manejo de nuestros pacientes, especialmente en el servicio público y el desarrollo de la técnica quirúrgica de calidad y multidisciplinaria ha ido logrando cumplir los resultados clínicos que obedecen a estándares cada vez más exigentes. El futuro es continuar sub especializándose, incorporando nuevas prestaciones para nuestros pacientes. Y desde luego,  a trabajar en equipo.

¿Qué dificultades has debido enfrentar durante tu formación y ejercicio de la profesión?

Toda estancia de formación en Chile es intensa, especialmente en especialidades quirúrgicas. Junto con ello, el período de residencia fue difícil debido a la lejanía con mi familia y a los escasos momentos que pude compartir con ellos. Desde el egreso de la residencia y en el trabajo inicial como neurocirujana uno aprende a trabajar por primera vez sola, sin la supervisión de profesores. En esta instancia la neurocirugía se presenta como una especialidad de dulce y agraz, por momentos ingrata y ruda; compleja e implacable. Muchas veces y de forma inexorable se deben tomar decisiones en situaciones críticas de pacientes y se deben dar malas noticias a familias esperanzadas.

Dra. Sophie Scheel en Montpellier, Francia.

¿Piensas que es más difícil para las mujeres que para los hombres dedicarse a esta especialidad?

Hoy en día creo que no. Pese a ser una especialidad que en Chile está compuesta por una mayor proporción masculina, se han ido equiparando las oportunidades. En los últimos años ha aumentado el interés de la mujer, aumentando el número de residentes femeninas y neurocirujanas. Sabemos que el género no determina per se capacidad técnica o emocional de una persona. En los últimos años a nivel global se han desarrollado avances legislativos y culturales en pro de la igualdad de género. La neurocirugía en esto no se ha quedado atrás. Hemos experimentado asertivamente la receptividad de igualar el trabajo de las mujeres, rompiendo el paradigma del hombre neurocirujano. Se han generado espacios tanto a nivel nacional como internacional para las mujeres. Si bien durante mi formación no sentí que mi género fuese un determinante, creo que en el pasado para muchas colegas sí lo fue, lo que marca un progreso.

Si bien durante mi formación no sentí que mi género fuese un determinante, creo que en el pasado para muchas colegas sí lo fue, lo que marca un progreso.

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