La neuroradiología es un área de la neurocirugía que está en constante avance, teniendo como obstáculo la poca difusión y cantidad de profesionales que se especializan en su técnica. Así lo explica el Dr. Rodrigo Rivera, jefe del Servicio de Neuroradiología del Instituto de Neurocirugía Dr. Asenjo (INCA), y un experto en la temática.
«La neuroradiología tiene como objetivo el diagnóstico imagenológico de las enfermedades del sistema nervioso y el tratamiento de diversas patologías, principalmente vasculares, de cerebro o columna», define el profesional del INCA, quien estudió y se especializó en la Universidad de Valparaíso, para luego profundizar sus conocimientos en la Neuroradiología Diagnóstica e Intervencional en el instituto donde hoy se desempeña, pasando también por el servicio del profesor Jacques Moret de la Fundación Rothschild de Paris, Francia.
«Me pareció fascinante la idea de poder acceder al sistema vascular del sistema nervioso en forma mínimamente invasiva. Vi en esta técnica el futuro en cuanto al manejo de aneurismas y otras malformaciones vasculares», aclara el Dr. Rivera y destaca que «es un área que esta en constante cambio y evolución, con sostenidas mejoras en la técnica y resultados».
¿Qué es?: Neuroradiología diagnóstica e intervencional
Para el neurocirujano del INCA, es fundamental difundir la neuroradiología para promover la especialización en esta área, aportando a su desarrollo a largo plazo. Cree primordial el dar a conocer esta temática y por eso explica que la neurorradiología se divide en dos tipos: diagnóstica e intervencional.
«La neuroradiología diagnóstica contempla el estudio del sistema nervioso a través de las imágenes, como tomografía computada, resonancia magnética, ecografía o angiografía por sustracción cerebral entre otras», afirma y dice que la rama intervencional de la especialización se enfoca en «terapias mínimamente invasivas a través de equipos radiológicos como la angiografía por sustracción digital. Su principal área es la vascular, para el manejo del accidente cerebro vascular, aneurismas, malformaciones arteriovenosas, fístulas durales, etc. También tiene acción sobre otras áreas como la patología de columna».
Una revolución
Reconociendo la prevalencia del accidente cerebro vascular en las causas de discapacidad y mortalidad en Chile, Rivera dice que la neuroradiología es una herramienta fundamental para salvar a muchas personas y dejarlas sin secuelas significativas. «Sin dudas creo que el manejo del accidente cerebro vascular mediante trombectomía mecánica es una revolución y novedad con un impacto que se ha visto muy poco antes en la medicina», asegura el neurocirujano.
«Esto va a cambiar sin duda la calidad de vida de nuestra población», dice el Dr. Rodrigo Rivera con seguridad y explica que los límites se encuentran en la accesibilidad, ya que el Estado no financia ni garantiza este tipo de procedimiento, alejándolo de gran parte de la sociedad que no tiene acceso a esta tecnología. Además, es enfático en sostener que pocos centros médicos de Chile tienen disponible esta técnica y la cantidad de profesionales que están especializados en ella son insuficientes para una cobertura eficiente. Esto, según Rivera, es el desafío de la neuroradiología en nuestro país.
El escenario chileno y su desafío
Para Rivera no hay duda que el estado de la neuroradiología en Chile es de un alto estándar, con centros que desarrollan técnicas a nivel mundial, pero el obstáculo cae en la cantidad de especialistas: «Existe una carencia aún en el número de profesionales que la practican y centros preparados para esto. Probablemente el mayor déficit existe en el ámbito intervencional. Claramente existe un número bajo de especialistas en regiones que puedan dar una cobertura completa a estas enfermedades y sobre todo al manejo agudo del accidente cerebro vascular».
Es así como el profesional tiene claridad de cuál es la problemática a solucionar en nuestro país, de urgente solución para poder avanzar nacionalmente de forma paralela a la tecnología y la ciencia: «El desafío es formar más profesionales intervencionales en los próximos años que puedan dar cobertura en todo el país y cerrar la brecha de inequidad en la distribución que existe actualmente. En el futuro, cada hospital regional debería al menos tener un equipo de dos o tres neuroradiólogos intervencionales».