El Comité Editorial de la Revista Chilena de Neurocirugía, Órgano Oficial de la Sociedad de Neurocirugía de Chile, anuncia que ha sido publicada en el sitio web de la publicación el Volumen 48, Nº3. El Dr. Carlos Bennett, escribió la editorial la cual disponemos a continuación.
La neurocirugía es una especialidad hermosa y desafiante, llena de posibilidades cada día de lograr profundas satisfacciones personales y profesionales. Pero, dentro del marco de la salud pública, es relativamente pequeña: los números de gliomas y aneurismas palidecen en torno a los que generan las enfermedades cardiovasculares o el manejo global del cáncer, y es fácil que las necesidades creadas por estos problemas abrumen la capacidad del sistema, y colmen la atención y los recursos disponibles. Las políticas de salud pública ocasionalmente nos olvidan.
Como primer ejemplo, está el claro problema actual de la formación en neurocirugía. El enrevesado sistema actual de nuestro país ofrece la posibilidad de ingresar a un programa de especialidad a través de tres vías: generales de zona, médicos generales que llevan un período de trabajo en atención primaria (CONE), y recién egresados (CONISS). Para este último sistema, que tradicionalmente abarcaba una amplia proporción de los residentes, no se han otorgado cupos para neurocirugía en los últimos años: esta situación se produce por la normativa que establece que la duración de los programas de especialidad financiados no podrá ser superior a tres años. Los programas de neurocirugía en nuestro país cuentan (casi en su totalidad) con cuatro años de duración, siendo la posición oficial de la Sociedad de Neurocirugía el que esta es la duración mínima de un programa de formación en la especialidad (cabe destacar que la mayoría de los programas en el extranjero tienen una duración mayor, de 5 años o más, y que los todos los programas nacionales que han optado a la acreditación tienen una duración de 4 años). La neurocirugía es una de los pocos programas de formación afectado por este problema, ya que los egresados de última promoción pueden seguir postulando a la gran mayoría de las especialidades. Cabe destacar que aún es posible entrar a una especialidad neuroquirúrgica como recién egresado, pero solo en modalidad autofinanciada, lo que constituye otra fuente de discriminación que muy probablemente no es intencional: simplemente el caso de neurocirugía no fue evaluado por las autoridades correspondientes.
Similar situación ocurre con la destinación a la que estos becados son asignados: el Depto. de Formación, Capacitación y Ed. Continua de la Subsecretaría de Redes Asistenciales debe asignar estos cupos en relación a las necesidades y brechas que existen, sin embargo, año tras año vemos como estas asignaciones no parecen seguir una distribución lógica: entre el año 2016 y 2022 se han formado 37 especialistas bajo esta modalidad, y entre estas destinaciones figuran algunas hacia los centros de regiones con mayor concentración de neurocirujanos del país (como Hospital Carlos Van Buren en Valparaíso, o INCA en Santiago). Mientras tanto, la falta crónica de neurocirujanos en Servicio de Salud Atacama no ha sido corregida, teniendo que recurrir dicho servicio a millonarios gastos en contratación por honorarios, o a la contratación de médicos sin especialidad certificada para suplir esta brecha. Paradójicamente, de los 37 neurocirujanos formados en Período Asistencial Obligatorio en los últimos 6 años, ninguno ha sido destinado a este servicio.
Todos tenemos una parte de responsabilidad en esto. Solo el esfuerzo mancomunado de neurocirujanos a través de organizaciones serias, técnicamente competentes y representativas puede lograr influir en las políticas públicas que nos afectan. Es por esto, también, que la Sociedad de Neurocirugía es necesaria. Debemos propiciar cada vez más tanto la incorporación de nuevos miembros, como la generación de espacios de discusión de todo tipo: la formación académica y en técnica quirúrgica debe ir acompañada además de discusiones sobre el diseño de la red neuroquirúrgica, así como de los estándares de calidad clínicos y de formación en la especialidad. Es nuestra responsabilidad colectiva.
En este contexto, los congresos anuales son nuestro gran lugar de encuentro, y desde el Servicio de Neurocirugía del Hospital Carlos Van Buren queremos desde ya extender a todos y todas la más cordial invitación a reunirnos en el próximo Congreso Nacional, que tendrá lugar en Viña del Mar. Allí intentaremos aportar en la generación de estos espacios, y estamos trabajando desde ya para poder crear el mejor congreso posible, con exposiciones de calidad, intercambio de experiencias, foros de discusión tanto técnicos como acerca de la realidad neuroquirúrgica nacional, y por supuesto camaradería.
Los esperamos a todos en Viña del Mar.
Carlos Bennett