La comunidad le dice adiós al talentoso y querido Dr. Alfredo Yáñez Lermanda, maestro para muchos y ejemplar de la técnica.
El pasado 8 de junio falleció el Dr. Alfredo Yáñez, miembro distinguido de la Sociedad de Neurocirugía de Chile. Una lamentable noticia para la comunidad, especialmente para la neuroquirúrgica, que fue testigo de sus 46 años de trayectoria, donde dejó su marca en la cirugía vascular y la docencia nacional.
Luego de estudiar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, el reconocido especialista comenzó su beca y carrera como profesor asociado en el Hospital Clínico José Joaquín Aguirre, donde participó desde diferentes condiciones a partir de 1972. Comenzó como neurocirujano –lo que mantuvo hasta el 2013, fecha de su retiro de la universidad– y a través de los años ocupó diversos cargos, entre ellos Encargado de docencia de Postgrado en Neurocirugía, Encargado de docencia de Pregrado en Neurología y Coordinador docente en Neuroanatomía, donde fue profesor de muchos alumnos y actuales profesionales.
Su especialización internacional fue amplia, la cual transmitió en sus años como docente y médico. Realizó una estadía de perfeccionamiento en tumores en el Hospital Saint Pierre de París, una estadía en la Universidad de Yale en Estados Unidos y otro perfeccionamiento en Neurocirugía Vascular en el Hospital Universitario de Zurich, Suiza, donde trabajó con el Dr. Gazi Yaşargil, nombrado «Neurosurgery’s Man of the Century 1950-1999» en el Congress of Neurological Surgeons Annual Meeting.
Quizás una de sus mayores colaboraciones en la comunidad médica fue su entrega en la docencia, donde destacó su gran conocimiento, accesibilidad y paciencia frente a los estudiantes. Además, parte de su aporte académico fue a través de sus publicaciones como “Neuroanatomía” (Mediterráneo, 2º edición: 2017) y “Neurología fundamental” (Mediterráneo, 2º edición: 2015).
El Dr. Patricio Bustos fue uno de los tantos que conoció sus enseñanzas. Comenzó su beca en 1986 y por tres años tuvo como tutor al Dr. Alfredo Yáñez, con quien más tarde compartió como colega en el Hospital Clínico de la casa universitaria. “Es quizás el mejor maestro de la neurocirugía que ha tenido la Universidad de Chile y también –probablemente– la disciplina en nuestro país durante el periodo que a él le tocó vivir”, asegura el Dr. Bustos y destaca que instruyó a mucha gente: “Yo sólo soy uno de los que tuvieron la suerte de haber sido formados por él”.
Al mismo tiempo que se desempeñaba en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile José Joaquín Aguirre, trabajaba en la Clínica Alemana, donde comenzó en 1983 y se mantuvo hasta la actualidad. Allí es donde fue colega del Dr. Felipe Valdivia, quien lo acompañó desde 1986 y pudo conocer tanto su profesionalismo como su amistad. “Siempre tuvo un espíritu de colaboración, de ayudar a innovar en técnicas quirúrgicas. Es y fue un referente en cuanto a las técnicas de operaciones”, afirma y destaca una serie de cualidades: “Siempre colocaba el bien del paciente antes que sus intereses. Era humilde. Poseía una alta competencia en las técnicas quirúrgicas y siempre fue solidario con sus colegas”.
Ambos compañeros y amigos recuerdan su afán por la pintura y su talento musical. “Pintaba increíble. Tocaba el piano, la guitarra. Era muy completo como persona y muy buen doctor. No era de esas personas que hacen una cosa no más y las hacen bien, sino que él hacía hartas y las hacía bien”, recuenta el Dr. Bustos y junto al Dr. Valdivia reconocen que para el Dr. Yáñez siempre había una prioridad: su familia.
Su rol gremial tampoco fue menor: se desempeñó como presidente de la Sociedad de Neurocirugía de Chile desde 2005 a 2007, recibió la Medalla “Prof. Dr. Héctor Valladares Arriagada” el 2015 y al año siguiente se le nombró Maestro de la Neurocirugía Chilena por la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía.
Los profesionales que tuvieron la oportunidad de trabajar junto al Dr. Yáñez recuerdan el respeto que profesaba a toda persona, su solidaridad y su responsabilidad en el trabajo, lo que lo marcaba como un ejemplo a seguir para conseguir excelencia en la neurocirugía.
“Fue un neurocirujano de excelencia, humilde, solidario, muy responsable. Acompañado de una gran familia, aspecto de su vida que era fundamental para él, tanto así como sus colegas y pacientes. Su madre, esposa, hijos y nietos deben sentirse orgullosos de haber compartido estos años con tan bella persona”, sostiene el Dr. Felipe Valdivia y finaliza señalando que “ha sido un orgullo y un ejemplo trabajar con él todos estos años. El desafío es poder seguir mejorando –todos nosotros– gracias a Alfredo y continuar el camino hacia la excelencia profesional y personal”.